Sábado a la noche
Los lúgubres ojos de esta cara atónita ven cómo una situación pretérita y personal se adueña de mi vida cabal y obtusa. No te apures, no saques conclusiones que luego no te ayudarán en nada. Solo limítate al esforzado uso de las curvas en cada letra que pongas, pues son esas letras las que van a perdurar y no las otras, ajenas y ruines como son cubano en una canasta llena de agua.
Hoy, aturdido y sin saber a donde ir ni que bondi hay que tomar, creo que todo está armado para estropearme la cara. Llenarme de dedos finos y estériles esa cara de borracho insulso y bonachón que tengo en este bar de Moscú.
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