Thursday, September 23, 2004

me fui a Pinamar

Si hay algo que hoy no puedo hacer es llegar a Pinamar vestido de color rojo. Rojo sangre, rojo pasión. Tantas idas y venidas en esta vida para reencontrarme conmigo aquí, en esta misma ciudad, de ascensores robados y hoteles ajenos. Acá, donde las uvas se comen solas. Un nuevo comienzo, una nueva cita, una nueva búsqueda o la misma búsqueda de siempre que no me deja sellar un tiempo dedicado al hambre, a la codicia, al deshumanismo y que me permite una libertad mental tortuosa y por momentos fugaz. La coloración de este tiempo –no, rojo no- se puede ver donde el otoño pide hojas secas de otoño. Secas.
Por lo pronto no tenemos mucho que hacer. Estamos mirando y esperando, con esa espera comprometida hasta el final con el futuro. Esta espera, esta vez, está escondiendo un mensaje de difícil comprensión.

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